domingo, 17 de marzo de 2013

Capítulo Doce.

Lejos de dónde está el crucero, en Londres, son las ocho de la mañana y las hermanas West están listas para ir a clase.
-¡Laura, vamos a llegar tarde como no salgas ya! -grita Judith a su hermana desde el primer piso de su casa.
-Espera tía, que tengo que coger el libro de inglés. -dice Laura desde su habitación mientras rebusca en la estantería para encontrar el libro.
-Pues como no lo encuentres rápido, me voy sin ti. -le amenaza su hermana Judith.
-Ya está. -dice Laura saliendo de la habitación con el libro de inglés en la mano.
Las dos chicas salen de casa y se apuran para ir cada uno de sus respectivos centros de estudio. Mientras Judith se va a la universidad, Laura se dirige hacia el instituto. Cuando llega a éste, Laura se encuentra con William y lo saluda:
-¡Hola!
-¡Hey Laura! ¿Qué tal estás? -dice William.
-Yo muy bien, ¿tú qué tal llevas lo de África? -pregunta Laura interesada.
-Pues... Bueno, ahí voy... Tirando... -responde William con un tono triste a punto de llorar.
-Ya verás como te consigues olvidar de ella enseguida. -lo consuela Laura dándole un abrazo.
-Supongo que... Gracias... -dice William secándose sus ojos lagrimosos.
Laura agarra a William del brazo y se van los dos juntos a clase. A la hora del recreo, William coge su teléfono y llama a África.
-¿Qué haces William? -pregunta Laura.
-Llamar a África. Me da igual que esta llamada cueste un pastón, necesito hablar con ella.
-Si la llamas no la vas a conseguir olvidar... -le advierte Laura.
-No quiero olvidarla. La sigo amando, enserio. -dice William llorando.
-Tienes que olvidarla, joder. Te ha hecho daño. -dice Laura.
-El daño me lo he hecho yo solito. Todo esto es por culpa de mis celos. -se culpa William mientras marca el número de África en su móvil.
-¿Sí? -contesta Miguel al otro lado del teléfono.
-¿África? -dice William extrañado.
-Está durmiendo, ¿qué quieres? -dice Miguel.
-Tengo que hablar con ella. Y, además, ya. -dice imponente William.
-Menos exigencias. Ahora la aviso. -dice Miguel despertando a África.
África, media dormida, coge el teléfono y pregunta:
-¿Sí? ¿Quién es?
-Soy William. Te necesito África, enserio. Quiero que vuelvas conmigo...
-¿No decías que yo te tenía harto? Además, tengo novio y estoy muy feliz ahora mismo con él. -contesta África.
Después de decir esto, África cuelga el teléfono. William, en el instituto, se derrumba psicológicamente y se va con Laura para buscar consuelo. Mientras tanto, en el crucero, Miguel le pregunta a África sobre la llamada:
-¿Qué quería ese?
-Volver conmigo... Pero le he dejado las cosas claras. Yo sólo te quiero a ti. -contesta África.
-Te quiero muchísimo. -dice Miguel mientras le da un beso en la boca a África.
-¿Vamos a visitar Zagreb? -propone África.
-Vale, ¿por qué no? Aunque el idioma va a ser una gran dificultad... -dice Miguel.
-Tranquilo, vete a preparar las cosas para salir, que yo vengo en un momento. -dice África poniéndose unos pantalones y saliendo del camarote.
A los quince minutos, llega África a su camarote con Patricia.
-¿Y esta quién es? -pregunta Miguel mirando a la chica de arriba a abajo.
-Una chica que me encontré ayer en el ascensor. Es croata, ella será nuestra guía en esta visita. -dice África.
-Hola, soy Patricia. -se presenta sonriente Patricia.
-Hola, yo soy Miguel, el novio de África. -responde Miguel.
-¿Invitamos a tu hermana? -pregunta África.
-Ella ya se fue hace unas horas en una excursión de las programadas en el barco. -contesta Miguel.
-Vale, pues entonces, vamos a conocer Zagreb. Jajaja. -dice entusiasmada África.
-Vamos allá. -dice Patricia.
Los tres cogen sus tarjetas de identificación y salen a dar una vuelta por la capital croata. Durante el paseo se encuentran con Omar.
-¡Chicos! -dice efusivamente Omar.
-¡Omar! ¿No viniste con ninguna excursión? -dice África.
-No, vine con Sandra y con Diego a dar una vueltecita. -contesta Omar.
-¿Y dónde están? -pregunta Miguel.
-En aquella tienda de allá comprando algún recuerdo de Croacia. -responde Omar señalando una pequeña tienda de la esquina de la calle donde se encuentran.
-Bueno, nosotros vamos a seguir con nuestro camino y luego igual compramos algo. ¡Adiós! -dice África.
-¡Hasta luego! -dice Omar mientras se dirige a la tienda donde están Sandra y Diego.
Omar entra en la tienda, busca a Sandra y a Diego y les pregunta:
-¿Ya habéis encontrado algo?
-Sí, este jarrón será el regalo perfecto para mi madre. -responde Sandra.
-Y este collar le encantará a mi madre. -añade Diego.
-Yo le compraré algún libro de algún escritor croata. -dice Omar.
Después de estar un rato más en la tienda, los chicos salen con sus compras hechas, y se dirigen a un restaurante que está en la calle de al lado. Allí comen, charlan, y cuando terminan, vuelven al barco. Ya en éste, Sandra y Diego se van al camarote, mientras que Omar se va al Bar Chocolate, uno de los bares del puente tres. Al llegar al bar, Omar se sienta en una de las mesas y le pide al camarero un chocolate caliente.
-Aquí tiene, señor. -dice el camarero sirviéndole el chocolate al chico.
-Muchas gracias. -agradece Omar sonriente.
Al rato, llega un chico moreno al bar, se acerca a la mesa donde está Omar y pregunta:
-¿Me puedo sentar?
-Claro. -responde Omar.
-Muchas gracias. -dice el otro chico.
Omar le responde con una sonrisa. Es entonces cuando comienzan a hablar. El otro chico es el que comienza la conversación:
-¿De dónde eres?
-Yo soy de Londres y vivo allí. ¿Tú? -dice Omar.
-Verás... Yo soy de Hamburgo, Alemania. Pero mi madre es de Misuri, Estados Unidos, mi padre de San José, Costa Rica; y mis abuelos son mexicanos. Tengo una mezcla muy rara y curiosa. -contesta el chico.
-La verdad que sí. Jajajajaja. ¿Y dónde vives ahora? -pregunta Omar.
-En Cardiff. Vivimos en el mismo país. -responde el chico.
-Sí. Jajajaja. ¿Y cómo te llamas? -pregunta Omar.
-Carlos. ¿Tú? -responde Carlos.
-Omar. -contesta Omar.
-¿Enserio? Siempre me ha encantado ese nombre. Bueno, Omar, me voy a mi camarote, estoy en el 5268. Ven a visitarme cuando quieras. -dice Carlos levantándose de la mesa.
-Adiós, Carlos. -dice Omar sonriente.
Cuando Carlos se va, Omar se queda pensativo. Después de un rato pensando, llega Sandra y los dos se van a dar una vuelta por el barco.

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